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Creo que lo último que se iba a imaginar Zansón al levantarse es que se iba a comer dos grandes y buenos melones tropicales de ursula, acompañados de un chochito bien calentito donde meter el rabo. Nada como meter la berenjena hasta el fondo de la madrigera del conejo, y luego inundar la boca con un poco de lechita bien rica